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sábado, 1 de septiembre de 2012



Caminante, son tus huellas el camino y nada más;
Caminante, no hay camino, se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino sino estelas en la mar.

Antonio Machado.

martes, 6 de marzo de 2012

A todos nos contaron la historia de Adán y Eva. Vivían en un lugar perfecto, donde nada faltaba y donde se era feliz sin esfuerzo. Cada día agradecían al Señor y hacían una alabanza: "Aleluya, alabado sea Dios por este paraíso". Pero por desobedecer una ley nos expulsaron del paraíso, aunque yo creo que fue mucho peor que eso, no nos expulsaron, sino que nos dejaron en el paraíso pero ciegos. Nos quitaron la capacidad de ver el paraíso en el que vivimos. Si uno pudiera abrir los ojos y ver, ver lo que nos rodea, los milagros cotidianos, la belleza, el amor, la amistad. Si pudiéramos ver la magia de cada día, los amaneceres, atardeceres, el poder de la naturaleza. Si pudiéramos ser conscientes de la vida que siempre se abre paso. Si entendiéramos que existir ya es estar en el paraíso diríamos todos los días "Aleluya". Aleluya por ser parte de este milagro. Aleluya por tener la capacidad de emocionarnos. Por ser los únicos seres capaces de reír y de llorar. Pasamos toda nuestra vida intentando regresar al paraíso cuando en realidad vivimos en él. Sólo hay hay que abrir los ojos, despertar y verlo. 
No solo estamos en el paraíso, sino que somos el paraíso. Aleluya, alabado sea Dios, la vida, la energía o o que vos creas. Aleluya por eso. Aleluya por el amor, por la energía y por el dolor. 
Aleluya por los amigos, hermanos, padres, hijos. Aleluya. Aleluya por ese paraíso en el que vivimos y por el que vale la pena sacrificarse. 

Casi Angeles ~
Y así después de esperar tanto, un día como cualquier otro decidí triunfar... decidí no esperar a las oportunidades sino yo mismo buscarlas, decidí ver cada problema como la oportunidad de encontrar una solución, decidí ver cada desierto como la oportunidad de encontrar un oasis, decidí ver cada noche como un misterio a resolver, decidí ver cada día como la oportunidad de ser feliz. Aquel día descubrí que mi único mal no eran mas que mis propias debilidades, y que en éstas está la única y mejor forma de superarnos. Aquel día dejé de temer a perder y empecé a temer a no ganar. Descubrí que no era el mejor y que quizá nunca lo fui. Me dejó de importar quién ganara o perdiera, ahora me importa simplemente saberme mejor que ayer. Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino jamás dejar de subir. Aprendí que el mejor triunfo que puedo tener, es tener el derecho de llamar a alguien "AMIGO". Descubrí que el amor es más que un simple estado de enamoramiento, "el amor es una filosofía de vida". 
Aquel día dejé de ser un reflejo de mis escasos triunfos pasados y empecé a ser mi propia tenue luz de éste presente. Aprendí que de nada sirve ser luz si no vas a iluminar el camino de los demás. Aquel día decidí cambiar tantas cosas... Aquel día aprendí que los sueños son solamente para hacerse realidad, desde aquel día ya no duermo para descansar... ahora simplemente duermo para soñar.

Walt Disney~
El mate no es una bebida. Bueno, sí. Es un líquido y entra por la boca. Pero no es una bebida. En este país nadie toma mate porque tenga sed. Es mas bien una costumbre, como rascarse.
El mate es exactamente lo contrario a la televisión: te hace conversar si estas con alguien, y te hace pensar cuando estás solo. 
Cuando llega alguien a tu casa la primera frase es "hola" y la segunda "¿unos mates?". Esto pasa en todas las casas. En la de ricos y pobres. Pasa entre mujeres charlatanas y chismosas, y entre hombres serios o inmaduros. Pasa entre los viejos del geriátrico y entre los adolescentes mientras estudian o se drogan. Es lo único que comparten padres e hijos sin discutir ni echarse en cara. Peronistas y radicales ceban mate sin preguntar. En verano o en invierno. Es lo único en lo que nos parecemos las víctimas y los verdugos; los buenos y los malos. 
Cuando tenes un hijo le empezás a dar mate cuando te pide. Se lo das tibiecito, con mucha azúcar, y se sienten grandes. Sentís un orgullo enorme cuando un esquenuncito de tu sangre empieza a chupar mate. Se te sale el corazón del cuerpo. Después ellos, con los años, elegirán si tomarlo amargo, dulce, tereré, con un chorrito de limón
Cuando conoces a alguien por primera vez, te tomás unos mates. La gente pregunta, cuando no hay confianza, "¿Dulce o amargo?". El otro responde: como tomes vos.
Los teclados de Argentina tienen las letras llenas de yerba. La yerba es lo único que hay siempre, en todas las casas. Siempre. Con inflación, con hambre, con militares, con democracia, con cualquiera de nuestras pestes y maldiciones eternas. Y si un día no hay yerba, un vecino tiene y te da. La yerba no se le niega a nadie. 
Este es el único país del mundo en donde la decisión de dejar de ser chico y empezar a ser un hombre, ocurre un día en particular. Nada de pantalones largos, circuncisión, universidad o vivir lejos de los padres. Acá empezamos a ser grandes el día que tenemos la necesidad de tomar por primera vez unos mates, solos No es casualidad, no es porque sí. El día que un chico pone la pava en el fuego y toma su primer mate sin que haya nadie en casa, en ese minuto, es que ha descubierto que tiene alma. O esta muerto de miedo, o está muerto de amor, o algo: pero no es un día cualquiera
Ninguno de nosotros nos acordamos del día en que tomamos por primera vez unos mates solos, Pero debe haber sido un día importante para cada uno. Por dentro hay revoluciones. 
El sencillo mate es nada mas ni nada menos que una demostración de valores...
Es la solidaridad de bancar esos mates lavados porque la charla es buena. La charla, no el mate.
Es el respeto por los tiempos para hablar y escuchar, vos hablás mientras el otro toma y es la sinceridad de decir: "¡Basta, cambia la yerba!"
Es el compañerismo hecho momento.
Es la sensibilidad al agua hirviendo.
Es el cariño para preguntar, estúpidamente, "¿Está caliente no?"
Es la modestia de quien ceba el mejor mate.
Es la generosidad de dar hasta el final.
Es la hospitalidad de las invitaciones.
Es la justicia de uno por uno.
Es la obligación de decir "gracias", al menos una vez al día.
Es la actitud ética, franca y leal de encontrarse sin mayores pretensiones que compartir.


~Hernan Casciari.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Si pudiera vivir nuevamente mi vida, 
en la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería mas tonto de lo que he sido, 
de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico. 
Correría mas riesgos,
haría más viajes,
contemplaría más atardeceres,
subiría más montañas, nadaría más ríos.
Iría a más lugares a donde nunca he ido,
comería mas helados y menos habas,
tendría más problemas reales y menos imaginarios.

Yo fui una de esas personas que vivió sensata 
y prolificamente cada minuto de su vida;
claro que tuve momentos de alegría.
Pero si pudiera volver atrás trataría
de tener solamente buenos momentos.

Por si no lo saben, de eso está hecha la vida,
solo de momentos; no te pierdas el ahora.

Yo era uno de esos que nunca
iban a ninguna parte sin un termómetro,
una bolsa de agua caliente,
un paraguas y un paracaídas;
Si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.

Si pudiera volver a vivir
comenzaría a andar descalzo a principios de la primavera
y seguiría descalzo hasta concluir el otroño.
Daría más vueltas en calesita,
contemplaría más amaneceres,
y jugaría con más niños,
si tuviera otra vez vida por delante.

 Pero ya ven, tengo 85 años...
y sé que me estoy muriendo.

~Jorge Luis Borges.